Realizado por:
Kike Martín (Montaje)
Teresa Salvador Gezze (Guión y montaje)
Soledad Fernández (Locución y montaje)
Rebeca D.M. (Montaje)
Banda Sonora: 'La Calle' de Orishas


Fotografía de la estampida de un festival en Camboya en El País (23.10.2010)
Contra Zuckerberg se sitúan su viejo amigo Eduardo Saverin
(Andrew Garfield), director financiero de Facebook en sus inicios que,
traicionado por Marc y su socio Sean Parker (Justin Timberlake), reclama el
porcentaje de la empresa que le han quitado; y sus antiguos compañeros Divya
Narendra y los gemelos Winklevoss, que aseguran que el genio informático les
robó la idea de la red social.
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, y su homólogo en el BCE, Jean-Claude Trichet, en un momento de la presentación de la conferencia. EFE
La exposición, ‘Dalí, Lorca y la
Residencia de Estudiantes’, deja atrás estas relaciones personales para
centrarse en la influencia mutua que ejercieron entre sí ambas figuras
nacionales a nivel artístico durante la etapa en la que coincidieron el la
Residencia de Estudiantes de Madrid.La exposición Dalí, Lorca y la Residencia de estudiantes muestra la convivencia en un ambiente cultural sin precedentes, donde movidos por el contexto de continuo cambio vanguardístico, poeta y pintor establecerán los primeros bocetos de sus obras. En este camino de búsqueda y exploración se rodearán de intelectuales tan ilustres como José Bello, Juan Centeno, y Luís Buñuel entre otros.
En 1922 la Residencia de estudiantes era un auténtico hervidero de tertulias, debates científicos, talleres culturales donde los jóvenes intercambiaban puntos de vista acerca del repentino asentamiento de “la vida moderna”. Fotografías del taller de teatro interpretando Don Juan Tenorio, pequeñas láminas desdibujadas en garabatos representando el más puro de los retratos, escenarios de cartón, títeres…conforman la primera parte de la muestra, donde la vida cotidiana consistía en la experimentación constante.
Diversas fueron las cartas que se intercambiaron Dalí y Lorca a lo largo de estos años. En ellas se reflejan la propia personalidad de cada uno, atraído Dalí por las vanguardias, desconfiado Lorca por el devenir artístico de su amigo, aún con el punto en común de rechazo a toda corriente academicista. De ello desembocará el denominado con curiosidad Libro de los putrefactos, irónico y mordaz con artistas contemporáneos inmersos en la rigidez de los modelos ya establecidos.
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina, eleva escalinatas y oculta caracolas
La referencia a este pequeño pueblo de pescadores, en la oda de Lorca dedicada a Dalí no es arbitrario. La inspiración y la paz que ambos sintieron en sus viajes a la costa catalana marcarán de por sí el fruto de obras venideras, el recuerdo de aquellos tiempos en el que a pesar de traer largas discusiones sobre el clasicismo de Poussin, los dos reían.
Inquieto Dalí, ya había realizado obras cubistas como el retrato a Lorca, la pincelada precisa influencia de Ingres en obras como Los primeros días de primavera, o Marineros y Venus recogiendo el legado de la corriente Valori Plastici. Tocó múltiples corrientes plásticas, pero ninguna le hizo subir más alto como el Surrealismo. El modo de entender lo cotidiano y rutinario para el pintor, pasaba siempre por la metafísica de todo aquello que le rodeara. Conceptos que sólo él era capaz de interiorizar y sacarlos a luz en forma de cuadros.
El milagro de la búsqueda artística completada por Dalí , acabó siendo sentenciado por Lorca como “estética fisiológica”. La nueva figuración del pintor no acabó de convencer al poeta, que ya pasados los años se fue distanciando poco a poco.
No se conoce reacción alguna del día que le fue comunicado a Dalí la muerte de su gran amigo. La referencia pictórica de la figura de San Sebastián que este hizo en sus cuadros, se considera un paralelismo con la figura del escritor. Entre líneas, observando las fotografías, leyendo sus cartas, y los dibujos que se intercambiaban, se puede interpretar el profundo respeto y admiración que ambos se procesaban.
¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Dalí consideraba que su amor por su mujer Gala era tan embriagador, que la pasión que sentía por ella le impedía tener otro afecto por nadie. A pesar de todo en una de sus últimas entrevistas elogío a Lorca como “el mayor de sus amigos”.