El barcelonés Guillem Morales traslada a la gran pantalla
su segundo largometraje, 'Los ojos de Julia' , película que sin duda convertirá
a esta joven promesa del cine español en un ya consagrado director.
El director mejicano Guillermo de Toro es el coproductor de
este thriller psicológico que protagonizan una brillante Belén Rueda y un
siempre a la altura Lluis Homar. El resto del reparto lo configuran un gran
elenco de actores nacionales entre los que encontramos nombres como el de Pablo
Derqui (gran descubrimiento para nuestro cine), Francesc Orella, Julia
Gutiérrez Caba y Daniel Grao, entre otros.
Julia (Belén Rueda) es una mujer que padece una enfermedad
degenerativa que puede derivar en una ceguera total. Mientras lucha contra las
sombras que se van apoderando de su visión se encontrará con que tiene una
última gran misión que cumplir: descubrir cuál ha sido el verdadero motivo de
la muerte de su hermana gemela (encarnada también por la protagonista de ‘El
Orfanato’) que, aparentemente, se ha suicidado debido a la ceguera a la que le
ha llevado la misma enfermedad que sufre la propia Julia.
Un comienzo impactante hace que el espectador se quede
pegado a la butaca con los ojos abiertos, si es capaz de mantenerlos así
durante los sustos más inesperados, y el cuerpo en tensión. A pesar de ello, la
lentitud de algunas escenas intermedias hace que esa tensión desaparezca para
dejar paso a una serie de dudas sobre una trama que, aunque elaborada y llamativa,
tiene algunos cabos sueltos.
Morales y su coguionista ,Oriol Paulo, han querido jugar con
el terror de lo sobrenatural sin llegar realmente a sumergirse en ello, aunque
no por esto dejan de crear numerosos sobresaltos entre el público. Es el miedo
el que bloquea el sentido racional de un espectador que, si tras ver el film se
para a pensar, seguro encontrará esos cabos que no casan y que tratan de
explicar, de forma un tanto ilógica, lo inexplicable de la historia.
El trabajo técnico, desde lo visual a lo sonoro, es quizá
uno de los mayores méritos de este thriller. Planos cuidados y golpes de
volumen que casan en todo momento con la trama argumental y casi crean por si
solos la mayoría de los vuelcos de corazón que se dan durante los cien minutos
que dura el largometraje.
El director nos asegura que la de Julia es “una historia de
superación”, una historia en la que, sin duda, lo que tendrá que superar el
público serán sus miedos.
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